Seguir anunciando el Evangelio en estos paises..... orar por nuestros hermanos perseguidos..



No es fácil soportar el vituperio de Cristo.¡ No lo ha sido nunca!


“El que desee salvar su vida, la perderá y el que la pierda por causa de Mi, la salvará” (Mateo 16:25)

De entre los diez países que son los peores en cuanto a perseguir a los cristianos, el primer lugar y por 6 años consecutivos sigue siendo ocupado por un país comunista: Corea del Norte. Oficialmente no existe allí ningún tipo de vida cristiana. 
Kim Jong II, el actual jefe de Estado, es adorado como "Querido Líder". y tanto allí como en otros lugares, los cristianos son perseguidos con crueldad sufriendo torturas en cárceles, campos de concentración, reclusión en “clínicas psiquiátricas” y muerte.
En el número dos se encuentra Arabia Saudita, en donde la apostasía (la conversión a otra religión) es castigada con la pena de muerte si el acusado no se retracta. Y la lista continúa con Irán, Maldivas, Bután, Yemen, Afganistán, Laos, Uzbekistán y China.

Las Escrituras señalan que el mensaje del Evangelio es una locura para el hombre que sólo vé la vida de una manera natural y de hecho no puede entenderlo (I Corintios 2:14), ni comprender que no se pueda ganar la salvación por méritos propios, ni  que Dios la regale gratuitamente, ni mucho menos que se encarnara para morir como víctima expiatoria en nuestro lugar. Todo eso le parece un disparate total y es por eso, precisamente que la predicación del Evangelio, suele encontrar muchos adversarios. (I Corintios 16:9).

Pero el aborrecimiento sufrido por los seguidores de Cristo hoy en día también tiene  otras manifestaciones. No se les somete a violencia física, pero sí al desprecio y a una oposición ruda e intolerante.

El apóstol Pablo nos dice que: “todos aquellos que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos” (2 Timoteo 3:12). Y en Mateo 16:22-25, Jesús deja claro a Pedro (que pensaba que eso del sufrimiento no era para cristianos) que el negarse a aceptar la persecución es una postura diabólica y que si alguien desea seguirlo, debe negarse a si mismo. ¡Negarse! (¿Por qué Jesús no leyó manuales de autoayuda o hizo un cursillo de coaching?), estar dispuesto a morir en la cruz como el delincuente más vil y seguirle.

Lamentablemente en nuestra actual sociedad “moderna”  dominan ideas y teorías como: el pluralismo, hedonismo, relativismo y la permisividad que entre otras cosas: rechazan la existencia de verdades y valores absolutos. Dicen que el que tiene una actitud "de tolerarlo todo" excepto lo absoluto, éste es el que denota tener ideas avanzadas; que todo es opinable y verdadero (aunque sean contrapuestos) dependiendo del punto de vista de cada uno, inclusive «dentro de la teología» la acción salvadora para los hombres se realiza independientemente de Cristo a través de diversas formas y religiones según la diversidad de pueblos y culturas,.. etc. Que todo aquel que sea contrario a estas ideas atenta contra la unidad y los principios que esta sociedad actual a hecho suyos.

Por lo tanto los  que reconocemos a Cristo como Verdad absoluta y su Palabra como revelación de Dios somos catalogados como: fanáticos, retrógrados, intolerantes, fundamentalistas, subnormales, víctimas de una mente enfermiza,.. etc.
Y lamentablemente esta corriente de pensamiento, también ha ingresado en la Iglesia cristiana.
En romanos 12:2, el apóstol Pablo nos dice:
 “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. 
  
No cabe duda de que si el Evangelio fuera un mensaje moralista que  predicara la fraternidad entre los hombres, la paz entre los pueblos y la existencia de un Dios que pasa por alto el pecado, etc. no habrían persecuciones.
En Romanos 1:16 vemos que Pablo no se avergüenza del Evangelio y no hace ningún intento por ser relevante a su cultura o de  adaptar su mensaje a la cultura. Sabía muy bien que al abrir su boca para proclamar el Evangelio, iba a ser rechazado y ridiculizado con desprecio, a menos de que el Espíritu Santo interviniera y se moviera sobre los corazones y mentes de sus oyentes.

Esto es lo que tú y yó debemos saber (si reconoces a Cristo como Verdad Absoluta y como el único camino para la Salvación). Si estamos predicando el Evangelio de la manera correcta será un escándalo para el que nos escuche y si tratamos de disminuir el escándalo, ya no estaremos predicando el Evangelio.   No se trata ciertamente de un mensaje que agrade a la vanidad humana y, en términos generales, no debería sorprendernos que provoque reacciones contrarias porque sitúa al ser humano en una desagradable situación, la de reconocer quién es, la de enfrentarse con la disyuntiva de salvarse o perderse, y la de cambiar de vida. Todo eso que, en realidad, implica un proceso de limpieza y liberación, es visto por el orgullo humano como algo hiriente y doloroso y despierta no pocas veces el deseo de “matar al mensajero”
Si simplemente dijéramos que Jehová es “un” Dios, ya no tendríamos persecuciones y si simplemente dijésemos que Jesús “Es nuestro Salvador” y que por lo tanto tú tienes el tuyo y nosotros el nuestro, o “sigue en tu camino y yo seguiré en el mío” sería considerable. 

No es fácil soportar el vituperio por causa de Cristo. No lo ha sido nunca. Pero la capacidad de aguante muestra la calidad de nuestra fe.

El señor Jesucristo fue muy claro al decir: «El que no toma su cruz y sigue en pos de mí no es digno de mí.» (Mateo. 10:38)

Haríamos bien en seguir el ejemplo de Pablo y rechazar cualquier tentación para conformar nuestro Evangelio a las modas de estos días. Oremos fervientemente para que el Evangelio se siga proclamando en todos los lugares y países del mundo, e intercedamos por nuestros hermanos que sufren la persecución, para que su fé en Cristo sea fortalecida.